La Biblia de los LXX o Septuaginta vuelve a ser actualidad gracias a una investigación llevada a cabo por la Universidad de Cambridge (Reino Unido). En ella se afirma que, contrariamente a la opinión general de los expertos hasta ahora, esta versión fue utilizada en diversas comunidades judías durante siglos, después de la destrucción de Jerusalén y del Templo (año 70 de nuestra era).
Conviene recordar que la LXX fue la primera traducción de la Biblia Hebrea (lo que los cristianos conocen como Antiguo Testamento) al griego, realizada probablemente en Alejandría (Egipto), entre finales del siglo III e inicios del I a.C. Una leyenda que tiene su origen en la Carta de Aristeas, escrito apócrifo del s. II a.C., narra cómo Demetrio de Falerón, bibliotecario del faraón Ptolomeo II Filadelfo (308-246 a.C.), deseaba una copia de la Torá judía (los cinco primeros libros de la Biblia o Pentateuco) para la famosa biblioteca de Alejandría. Para ello solicitó al sumo sacerdote de Jerusalén que enviase a 72 ancianos (seis por cada una de las doce tribus) para que hiciesen la traducción al griego. El nombre de la LXX proviene precisamente del redondeo del número de traductores que menciona dicho escrito. Y éste es el nombre con el que ha pasado a la historia la primera traducción de la Biblia Hebrea, cuyo origen es algo incierto, aparte de la fabulación del escrito apócrifo antes mencionado. Seguramente responde a la necesidad de poseer los judíos de la diáspora un texto inteligible, después de olvidar mayoritariamente la lengua hebrea.
El texto de la Septuaginta tiene un interés inmenso para el cristianismo ya que la mayoría de citas del Antiguo Testamento que encontramos en el Nuevo siguen mayoritariamente esta versión. Además facilitó un texto asequible para llevar la Buena Noticia de Jesús a los ambientes gentiles, donde la lengua común era el griego. Hay que añadir que los escritos o fragmentos del Antiguo Testamento conocidos como deuterocanónicos nos han llegado a través de la Biblia de los LXX. Y, no menos significativo, su gran importancia para el estudio de la historia del texto y la crítica textual.
La opinión más extendida, hasta la actualidad, es el rechazo por parte del judaísmo rabínico de la LXX, a finales del s. I, debido, sobre todo, a su utilización y predilección de la misma por parte del cristianismo. Los estudios actuales realizados en la Universidad de Cambridge, partiendo de fragmentos de esta versión descubiertos, a finales del s. XIX, en una antigua sinagoga de Egipto, cuestionan este rechazo, al menos de una forma mayoritaria, por parte del judaísmo. De tal manera que la Septuaginta siguió influyendo en un sector importante del judaísmo de la diáspora.
Se puede acceder al artículo de la noticia en la página web de la Universidad de Cambridge: http://www.admin.cam.ac.uk/news/dp/2010122002
También se pueden consultar dichos manuscritos en: http://www.gbbj.org/index.html
Javier Velasco Arias
http://jvelascoa.blogspot.com
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